¿Conoces a Aníbal Barca?

¿Sabías que a los 29 años realizó una hazaña militar inimaginable para su época, que inspiró a grandes estrategas como Napoleón I e inspiró aún la estrategia de los ejércitos actuales?

Partiendo de Cartagena (España) a la cabeza de 45.000 soldados, entre ellos 8.000 jinetes y 37 elefantes, conquistará la Italia ocupada por su gran enemigo: Roma.

Aníbal nació en el año 247, en Cartago, en la actual Túnez. En esta época Cartago era la capital de un vasto imperio marítimo alrededor del Mediterráneo, en África del Norte, España, Cerdeña y Sicilia. Los cartagineses son fenicios cuyos antepasados partieron de Tiro en el Líbano para fundar una colonia y desarrollar el comercio marítimo en las dos orillas del Mediterráneo.

Aníbal provenía de una familia aristocrática, los barcidas, cuyos hombres se destinaron todos a la carrera militar. Hamilcar Barca, el padre de Aníbal, fue un gran general que luchó contra los romanos y que por su rapidez de acción fue apodado Barca (el rayo en la lengua púnica hablada en Cartago). Aníbal tiene dos hermanos más jóvenes, Asdrúbal y Magon, que lo seguirán más tarde en su aventura. Su educación fue confiada a dos preceptores griegos que le enseñaron a manejar la astucia y la inteligencia al servicio de sus proyectos y le hicieron descubrir las hazañas de los grandes generales que lo precedieron, como Alejandro Magno.

A la edad de 9 años Aníbal sigue a su padre en su conquista de España, después de haberle jurado luchar siempre contra los romanos. Creció en la nueva capital Cartagena, donde accedió al poder y se convirtió en General

en Jefe del ejército cartaginés que sucedió a su padre y a su cuñado.

Poco después Cartago decide reanudar las hostilidades contra Roma. Estamos en el 218. Aníbal creó un ejército de 90.000 hombres de todas las regiones de su imperio. Decide seguir la mítica vía heracliana entre España e Italia, cuya leyenda afirma que fue creada por Hércules, el dios protector de Aníbal. Estableció alianzas con los pueblos galos del norte de Italia que se oponían a la dominación romana.

Su inmenso ejército remonta entonces España, cruza los Pirineos, avanza hasta el Ródano. En el trayecto Aníbal se encuentra con pueblos irlandeses y galos amistosos u hostiles. La travesía del Ródano toma velocidad las legiones romanas desembarcadas cerca de Marsella. El Ródano se cruza movilizando todas las embarcaciones disponibles y empleando una solución ingeniosa para hacer cruzar a los elefantes sin asustarlos.

Luego no sabemos con certeza por qué paso alpino Aníbal hizo pasar a su ejército para atravesar los macizos que lo separan de Italia. El lema de Aníbal es: “si el camino no existe, lo crearemos”.

Los ataques, el frío, el hambre y los obstáculos naturales causan muchas víctimas, pero Aníbal sabe motivar a sus tropas para que lo sigan hasta el final de su empresa. Los pueblos galos aliados vienen a inflar los efectivos y Aníbal libra entonces una guerra relámpago contra los romanos: la Trébia, el lago Trasimeno, y luego Cannes son grandes victorias que dejan a Roma de rodillas y perplejo ante tanto talento y audacia.

Sin embargo, el gran sueño de Aníbal de constituir una vasta federación de naciones europeas, tan cerca del objetivo, va a chocar con la resistencia de los romanos que han aprendido a imitarlo. El cónsul romano Escipión superará al maestro y finalmente derrotará a Aníbal en Zama (Túnez). Es la rendición de Cartago.

Comienza entonces para Aníbal una carrera política en Cartago, donde intenta en vano combatir la corrupción de la clase dirigente. Tuvo que huir de los romanos a los que Cartago se disponía a entregarle y comenzó una vida de exilio en las capitales de los reinos helenísticos de Asia Menor. El resto de su vida (entonces tenía más de 60 años) pasa al servicio de los dirigentes de estos reinos en su lucha contra Roma, su enemiga hereditaria. Aníbal finalmente decidió suicidarse en Prusia (actual Bursa en Turquía) en lugar de caer en manos de los romanos que lo buscaban activamente.

El destino y la ambición de Hannibal son únicos en la historia. Lo que sabemos de Aníbal es lo que los historiadores griegos, como Polibio, y romanos, como Tito Livio, nos han devuelto. Se basan en los relatos de sus dos preceptores griegos Sosylos y Silenos que lo acompañaron a lo largo de su aventura, pero también en los de los contemporáneos romanos como Fabius Pictor.

La historia de Europa y de la cuenca mediterránea ha sido fuertemente influida por el espíritu visionario, innovador y unificador de Aníbal: ha llevado a Roma a cuestionar su organización militar y su manera de hacer la guerra, pero también a reorganizar su economía. Influyó en toda la sociedad romana y sus valores.